Tensión en Nervión. La grada grita al palco, pide la dimisión de Pepe Castro tras otra humillante goleada, esta vez ante un Manchester City que jugó a medio gas y en el que Haaland volvió a marcar (hizo dos goles y quería más), y el presidente va a pedir a su director general deportivo que mueva ficha y que destituya a Lopetegui, la única solución posible con el mercado cerrado. Más aún con Del Nido saliendo en la foto enloquecido pidiéndole también a Castro que se vaya.
Es la ley del fútbol. Así ha funcionado siempre y así va a continuar, por más que durante el partido la afición haya sido generosa con su equipo y por más que no haya pedido expresamente la destitución de Lopetegui, que reconocía a la conclusión del partido que ha tenido que aprovechar el encuentro para dar minutos a jugadores fichados por Monchi y que han llegado fuera de forma (Dolberg y Januzaj, entre ellos. Isco ya tiene un tono físico que se va a acercando a la élite).
¿Es Lopetegui el único culpable? En absoluto. No es, de hecho, el máximo responsable. Porque él está y a él lo han dejado. “Las llaves” las tiene Monchi, así lo ha reconocido también, y él fue (junto a Castro y el vicepresidente Del Nido Carrasco) quien no tuvo la determinación de poner fin a un proyecto agotado. Dejó a Lopetegui cuando el Sevilla FC iba ya en caída libre, ha puesto en sus manos un proyecto peor que el anterior y ahora, con la hipoteca de Isco y algunos jugadores pedidos por el técnico, va a tener que destituirlo.
¿Se irá Monchi? Pues aunque lo piense cada día, seguramente no. Tendrá que buscar una solución y la única viable para que el Sevilla no siga desangrándose es buscar un revulsivo cambiando la pieza del banquillo. Habrá que indemnizar a Julen y buscar a un técnico, Marcelino lleva tiempo sonando, que sea capaz de hacer mejor de lo que parece a un plantel que no cree en su actual entrenador.
Julen trató de cerrar la portería tras el 0-3 ante el Barça e inventó un once sin un nueve, o con uno falso: Isco. Asumir el rol de equipo pequeño y defender sin rubor con todo, con defensa de cinco doblando laterales en la parte izquierda (Acuña y Alex Telles) y buscando alguna salida rápida para tratar de hacer daño al City. Contó Julen con la ventaja de que su amigo Pep no quiso hacer sangre. Tras un primer acercamiento de Navas por su banda, en la que estuvo activo y rápido combinando con Papu Gómez, y varias llegadas del City, llegó el primero de los dos goles de Haaland.
Aún estaba vivo el Sevilla y tuvo un par de latigazos con los que pudo meterse en el partido. Uno de Acuña a la salida de un córner, su disparo se marchó cruzado a la izquierda del meta Ederson; y el segundo de Papu Gómez, potente su pegada a un balón que envió a Gol Norte desde el vértice del área pequeña. 0-1 al descanso con el City jugando al trantán.
Quiso alargar un poquito el equipo Julen en la segunda mitad con dos cambios tras el descanso: Rafa Mir por Rakitic y Jordán por Gudelj. Tras los mejores momentos del Sevilla, llegó el 0-2, de Foden. Haaland y Ruben Dias cerraron un 0-4 que pudo ser mucho más escandaloso. Lo evitó Bono.
El Sevilla ni ataca bien, se volvió a quedar sin marcar en la portería contraria, ni defiende. El proyecto está muerto. Lo estaba, ya está clarísimo, desde antes de empezar. La afición no aguanta más y, aunque no mira a Lopetegui, apunta directamente a Pepe Castro, al que piden su dimisión. Como Castro no va a irse, no le va a dejar la puerta abierta a Del Nido (lamentable su comportamiento en el palco); y Monchi, aunque sea el máximo responsable de la peor planificación en muchos años, tampoco, vayan preguntándose quién será el relevo de Lopetegui porque así ha funcionado históricamente el fútbol. ¿Dirigirá al equipo en Barcelona ante el Espanyol?