1-1: Derrota dolorosa en penaltis, pero siempre de pie

José Manuel Rodríguez 279
Youssef En-Nesyri y Rakitic celebrando el gol del marroquí en la Supercopa de Europa. Foto: SFC Media

Los de Mendilibar cayeron de la forma más cruel que existe en el fútbol: en el último penalti.

Nervionenses e ingleses se batieron en un duelo épico, con incertidumbre hasta el final y desenlace desde el punto más importante en el fútbol: el de penalti.

Despliegue de competitividad

Saltaron al césped los protagonistas de una noche histórica en Atenas. Tras el pitido inicial, comenzó una batalla que, pasara lo que pasara, quedaría grabado en letras de oro en la historia del fútbol europeo. Salió a morder el Sevilla FC, señalándose el escudo y olvidándose del gigante que tenía enfrente. La primera media hora de partido fue maravillosa. Valentía, saber estar y experiencia en noches europeas que tendrían su recompensa a los veinticinco minutos.

Como si de un deja vu se tratase, Marcos Acuña -en su, posiblemente, último baile con la camiseta sevillista- puso un centro medido por enésima vez cuando no tenía apenas espacio. Entre los centrales del Manchester City, un gigante marroquí se erigió sobre sus cabezas para mandar al fondo de la red el balón de la Supercopa de Europa: Youssef En-Nesyri. La locura se desató en el banquillo de los de Mendilibar, que se veían con fuerzas suficientes para derribar al enormísimo equipo que tenían enfrente.

Dicen que después de la tempestad llega la calma, aunque más bien fue una guerra fría. Tras cinco o diez minutos tranquilos, el Manchester City puso la sexta marcha y embotelló durante el final de la primera mitad a los de Mendilibar. Al Sevilla FC le salvó la casta, el coraje… y Yassine Bono. El marroquí -otro que estaba en su último baile- despejó todo balón que se acercaba a su portería, demostrando una vez más que no hay ninguna persona más capacitada para ser el guardián de Nervión. Sin tiempo para más y con los de Guardiola dominando, el descanso llegó. La épica, a sólo cuarenta y cinco minutos. 

Perdonar, caer y levantarse

Regresaron los jugadores de un equipo y otro con todo aún por decidir. El Sevilla FC comenzó como en el inicio del partido: presión posicional y haciéndole imposible la salida de balón al Manchester City. Así llegaron, otra vez, los mejores minutos de los de Mendilibar, en los que perdonó demasiado. Youssef En-Nesyri, quien anotó el único gol del partido hasta el momento, falló dos mano a mano muy claros… y eso se paga.

A la hora de partido, Palmer remató de cabeza un centro -un caramelo, más bien- de Rodri desde la banda izquierda. Tanto perdonar, le costó el empate a un Sevilla FC que continuó dejándolo todo sobre el césped, pero que ya lo hacía mucho más cerca de su área. El Manchester City volvió a poner la sexta marcha, haciéndole la vida imposible a los de Mendilbar durante la última media hora de partido.

En la recta final, el Sevilla FC tiró de casta y coraje, con Jesús Navas como abanderado de su escudo. Hasta que le duraron las piernas, pues el de Los Palacios tuvo que ser sustituido por Gonzalo Montiel -el héroe de las tandas- por no poder ni andar más. Eso sí, antes de marcharse dejó una jugada maravillosa en la que se vació al completo. En los últimos minutos, los de Guardiola se echaron sobre el área nervionense, acercándose muchísimo a evitar la tanda de penaltis, pero fueron incapaces. La Supercopa de Europa se decidiría desde los once metros.

Desde ese punto, los de Guardiola brillaron anotando los cinco penaltis, mientras que Nemanja Gudelj estrelló en el larguero la última posibilidad nervionense. Los de Mendilibar cayeron, pero lo hicieron de pie ante toda Europa.

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