El muerto al hoyo, y el vivo al bollo

Pablo Sánchez Arias hace 2 años 164
Bono, en el Sevilla FC-Real Sociedad. Foto: @SevillaFC

Con dos menos desde el minuto 35 y perdiendo desde el 20, los de Sampaoli tiraron del famoso "casta y coraje" para tratar de remontar un encuentro marcado por la actuación de Del Cerro Grande.

El refranero español está hecho para partidos como este. La afición del Sevilla FC venía con hambre de victoria tras el empate en el Gran Derbi. Cánticos a favor de Monchi y en contra del Real Betis calentaron la previa de un encuentro que era, por todos sabido, la última bala del cuadro hispalense para ganar en Liga delante de su afición antes del parón por el Mundial. Sin embargo, la suerte le fue esquiva al conjunto de Nervión desde el inicio del encuentro.

Ha sido representativo ver al Sevilla atacando en gol sur la primera mitad. Todo al revés en un Ramón Sánchez-Pizjuán que aún no ha visto a su equipo sumar tres puntos en competición doméstica. La Real no venía en su mejor momento, pero necesitaba tres puntos que le permitieran dormir en puestos europeos hasta que termine el Mundial.

Con Nianzou como principal novedad, el Sevilla planteó un partido como suele hacerlo: "sin chicha ni limoná". Será tan mala la suerte del conjunto hispalense que hasta Carlos Fernández, canterano vendido a la Real Sociedad, cayó lesionado en el minuto nueve del encuentro.

Tras un fallo de Gudelj, que no puede ser el héroe de todos los partidos, Sorloth adelantó al cuadro vasco con una vaselina imposible para Bono. Otra vez, el Sevilla por debajo en casa. Otra vez, ese "run run" en la grada. Otra vez un equipo desquiciado que no fue capaz de empatar y se vio con uno menos en el minuto 27.

Rakitic pisó por detrás a Brais Méndez, en una acción calcada a la de Toni Villa en el Elche - Girona del pasado martes, y recibió una tarjeta roja que decantó el partido para la Real Sociedad. No habían pasado ni 10 minutos cuando Nianzou, cuyo error en el primer gol había sido decisivo, se marchó expulsado por una entrada sobre el propio Brais Méndez.

Dos minutos después, la Real aprovechó la debacle sevillista para poner el 0-2 con Navas como el gran señalado de un equipo que tiró de orgullo para anotar un buen gol de cabeza, obra de Rafa Mir en el 44.

La afición sevillista, riéndose por no llorar al grito de "otra roja" cada vez que Del Cerro Grande señalaba una falta, vio cómo su equipo se iba al descanso compitiendo cómo debería haberlo hecho durante toda la temporada.

En la segunda parte, el encuentro siguió el guión establecido: la Real durmió el encuentro, tocando hasta la saciedad, y el Sevilla intentó aprovechar las que tuvo para igualar un partido marcado por los primeros 45 minutos.

En Nesyri de cabeza estuvo a punto de hacer la igualada, aunque Bono fue el gran protagonista del Sevilla repeliendo los ataques txuri urdin como buenamente podía. Para pesar de muchos y sorpresa de nadie, Jesús Navas fue la gran nota discordante del cuadro hispalense, muy fuera de forma y pidiendo a gritos un banquillazo que se antoja más que necesario, más teniendo a José Ángel Carmona como sustituto.

¿El final? El mismo de (casi) siempre esta temporada: cayó el Sevilla por mucho pecho que sacara. Sin embargo, este encuentro ha tenido algo distinto. El respetable terminó aplaudiendo al equipo. La garra mostrada durante los últimos 45 minutos levantó a la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán, aunque no sirviera de nada. Equipo y afición firmaron hace mucho tiempo un contrato de amor eterno que se ha renovado ante la Real Sociedad, con la esperanza de sacar al muerto del hoyo tras el Mundial de Catar.

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