El belga anotó el primer gol sevillista frente al Almería para hacer posible una remontada que se acabó torciendo. De esta forma se convirtió en el único jugador salido desde el banquillo del Sevilla FC que marca o asiste desde el 12 de enero.
Pocas cosas positivas se llevó el Sevilla FC de su visita al Power Horse Stadium. El equipo de Quique Flores volvió a mostrar su peor versión defensiva, con despistes continuos y falta de intensidad en los duelos, y muchas imprecisiones en ataque. No todo es drama del empate frente al Almería y cabe resaltar que por primera vez en dos meses el plan B de los de Nervión ha conseguido sumar o incluso mejorar lo que había sobre el campo.
El Sevilla FC no se encontró en juego en todo el partido pero los que sí se encontraron a sí mismos fueron los revulsivos que salieron desde el banquillo. En especial, Suso y Lukébakio. El gaditano salió con el punto de rebeldía que le había faltado en los últimos encuentros y estuvo cerca de marcar o asistir. Sus saques de esquina se convirtieron en el principal arma de los hispalenses que a través de ellos lograron el segundo tanto.
Aunque el rey del plan B en la noche de ayer fue Lukébakio. El belga regresaba a los terrenos de juego tres meses después de que se lesionase frente al Mallorca. A pesar del tiempo de inactividad, se mostró activo y con algunos gestos que prueban que su calidad sigue intacta. Suyo fue el primer gol del Sevilla FC, rompiendo la increíble racha negativa que llevaban los suplentes del equipo de Nervión. Desde que anotase Rafa Mir contra el Alavés allá por el 12 de enero, ningún jugador había conseguido marcar o asistir saliendo desde el banquillo.
La enfermería empieza a vaciarse en la capital hispalense y esa es la mayor alegría que puede tener ahora mismo Quique Flores. El técnico madrileño aseguró que “nos da satisfacción”, aunque afirmó que entre sus planes no estaba hacer un cambio radical en su idea a pesar de los regresos. El transcurrir de los partidos marcará si se mantiene firme en su postura o el rendimiento de jugadores como Acuña o Lukébakio le obligan a cambiar de esquema. Sea como sea, la afición sevillista puede celebrar que vuelve a tener en el banquillo hombres capaces de cambiar los partidos.