El Sevilla FC está en construcción y le faltan piezas determinantes tras las ventas de Diego Carlos y Jules Koundé, no queda al respecto la más mínima duda. Esa conclusión es irrefutable y sólo puede solucionarla Monchi fichando a jugadores contrastados para apuntalar la base en la que se ha cimentado el fútbol de Lopetegui en los tres últimos y exitosos años: la defensa.
Llegarán probablemente esta próxima semana, al menos esa es la anunciada intención del director deportivo, quien espera cerrar algunas de las gestiones ya avanzadas. Mientras llegan, sigue rodando el balón y el Sevilla, tras el ridículo ante el Arsenal, ha vuelto a perder frente al Leicester. En esta ocasión con más decoro. Por la mínima, en un gol de rebote en el que el balón toca en Kike Salas para despistar a Dmitrovic, y con el buen hacer de la cantera para maquillar una derrota que habría sido preocupante con los primeros espadas.
Duele perder, pero al menos hay motivos para dar por bueno hincar de nuevo la rodilla. La labor de los jóvenes, que mejoraron al equipo en la segunda mitad con velocidad, verticalidad y muchas ganas, alimenta la ilusión de los aficionados y activa la correa de transmisión que debe unir a la cantera con el primer equipo y que, con Lopetegui, se había parado.
También alivia saber que Suso, que tuvo que dejar su puesto al ‘marginado’ Munir en el minuto 17, pidió el cambio al sentir unas molestias que no revisten gravedad, según se comunicó a través de los medios oficiales del club. Tras el calvario vivido la pasada campaña, y sabiendo la trascendencia del gaditano en el juego del equipo, Lopetegui y los sevillistas, si se cumplen los pronósticos, pueden respirar tranquilos.
En la primra mitad, Kike Salas, rápido en el corte, bien en el desplazamiento de balón y contundente por arriba, estuvo a la altura de un listón que también superaron Pablo Pérez en el lateral izquierdo e Iván Romero arriba (tuvo alguna acción de mérito en la que le faltó buena suerte para rubricar con un gol su meritoria actuación).
Pedro Ortiz (suplió a Delaney en el 72’), Luismi Cruz, Nacho Quintana y Antonio Zarzana (entraron el 79’ por Papu Gómez, Pablo Pérez e Iván Romero, respectivamente), no sólo cumplieron con el exigente papel que les entregó Lopetegui; elevaron el nivel del equipo en la recta final del partido e hicieron méritos para que el Sevilla lograra un empate que pudo llegar en un remate al lateral de la red de Nacho Quintana.
En el gol encajado sí hay un señalado: Lucas Ocampos. Su pérdida en la zona ancha, pidió una inexistente falta, acabó en el tanto de Dewsbury-Hall. Al extra motivado Dmitrovic (animó en cada acción defensiva a los suyos y evitó un marcador más amplio a favor del conjunto británico), le sirve como excusa que el balón tocó de forma fortuita en Kike Salas, descolocándole, antes de entrar en la red.
Ocampos, un capitán descentrado
No sólo ese error pone en el punto de mira a Ocampos, de nuevo capitán. Sus manos en jarra, la permanente carita de angustia -o desesperación- y las protestas desairadas al árbitro (británico ‘caserito’, dicho sea de paso) no son el mejor ejemplo para los jóvenes que beben de las lecciones de un veterano con galones. Le sigue faltando centrarse. Una dosis de concentración y de poner los cinco sentidos en dedicarse exclusivamente a competir.
No fue Ocampos el único que cometió errores en la circulación de balón. Fue un problema generalizado (con Jordán especialmente desafortunado) que aprovechó un Leicester que envió un balón a la madera (Barnes) y que no obtuvo un marcador más amplio porque lo evitó con buenas intervenciones Dmitrovic.
Se esfuman las buenas sensaciones de los dos primeros partidos ante el Tottenham y el Sporting de Portugal, y se entra en una semana decisiva en la que se esperan los ansiados refuerzos (urgen un lateral izquierdo y, al menos, un central). Este lunes se presenta Marcao, aún inédito por unos problemas con los isquios, y el Trofeo Antonio Puerta ante el Cádiz será la última prueba antes del debut liguero en Pamplona.
Sin Diego Carlos y Jules Koundé, el infranqueable castillo se ha desmoronado cual si fuera de arena de playa. El resto, son los mismos que estaban, porque han salido los que no contaban para Lopetegui, quien ahora sí está contando con la cantera. Los jóvenes buscan la gloria y alivian las dudas que deja la segunda derrota consecutiva en tierras británicas.