¿Otra vez? Sí, otra vez
El Sevilla se estrella en casa, otra vez, ante un Atlético que ha sido muy superior andando
El Sevilla se estrella en casa, otra vez, ante un Atlético que ha sido muy superior andando
Dice un cántico de Biris Norte que "hay que animar al Sevilla aunque vaya perdiendo". A mucha gente le está costando. Gol Norte no ha sido hoy esa olla a presión que solía ser en los días grandes, y eso se ha notado desde horas antes de que empezara el partido. Los aledaños del Ramón Sánchez-Pizjuán han estado tan descafeinados como el partido, en el que ninguno de los dos equipos han propuesto nada de fútbol. Dos auténticos golazos del Atlético de Madrid, obra de Marcos Llorente y Morata, han puesto el cero a dos en el marcador para desatar (de nuevo) la tormenta en Nervión.
José María del Nido ha estado presente hoy, aunque no haya salido ningún video suyo increpando a la directiva tras una nueva derrota humillante del Sevilla en su estadio. Los que si han tenido un rato para acordarse de la directiva han sido los aficionados del conjunto hispalense que aún quedaban en el estadio al final del encuentro, porque en el minuto 70 las gradas han empezado a vaciarse y las salidas se han visto "acolarsadas", que diría Manuel Ruiz de Lopera.
Y hablando de estos dos ex presidentes. Lo curiosa que es la vida, la situación en los dos equipos de esta (bendita) ciudad es totalmente la opuesta que al final del mandato de ambos. La alegría va por barrios y, mientras Heliópolis es la "Ciudad del Sol", Nervión es un valle de lágrimas donde no levanta cabeza absolutamente nadie.
Es curioso que Castore, la nueva marca del Sevilla, sean dos alas. Las que le faltan a un equipo incapaz de levantar el vuelo en una temporada que parece destinada al fracaso más estrepitoso que se recuerda en las mentes sevillistas desde hace años. Ni Lopetegui, ni los jugadores, ni Monchi, ni la directiva son capaces de darle solución a un equipo que está cavando su tumba conforme pasan los partidos.
Unos partidos donde no se propone nada sobre el césped. Una de tres: o Lopetegui es muy malo, o los jugadores no sirven, o Monchi se ha olvidado de cómo fichar. La delantera del conjunto blanquirrojo está en números rojos. Bueno. Rafa Mir lleva un gol. Dolberg es de lo poco salvable del encuentro de hoy gracias a su buen inicio, pero deja de contar. Ni siquiera Isco, que estaba siendo la estrella en las noches nubladas de Nervión, ha tenido momentos para brillar ante un Atlético de Madrid que prácticamente ha andado sobre el césped del silencioso feudo sevillista.
Si has estudiado un poco de lógica, sabes que: "Si P, Q; y si no P, no Q". Esa regla cada vez es más patente en un Ramón Sánchez-Pizjuán que no tiene nada que ver con el temible fortín de hace unos años. Como en la vida hay canciones para todo, me van a permitir parafrasear de nuevo a Biris Norte con una letra que dice: "Bajamos a Segunda y por ti lloré / Por malas gestiones casi en Segunda B / Estuve en las malas / No te abandoné". El sevillismo se está "valencianizando" desde hace años. Ha pasado de ser una afición que muere con su equipo a una acomodada que no recuerda de dónde viene, del calvario que precedió a la gloria. Qué efímera es la memoria.
Otra vez, el Sevilla ha perdido en su campo. Otra vez, la afición se ha quejado de los culpables que han llevado en un solo verano al club del cielo al infierno. Otra vez, cero goles a favor. ¿Otra vez? Sí, otra vez.