El técnico argentino reconoció tras el duelo ante Osasuna que su equipo se vio "superado" en la primera mitad, escudándose en la "seguidilla de partidos" y una "epidemia de gripe que afectó a varios jugadores".
El tiempo corre, y la situación del Sevilla FC empeora con el paso de los días. En una jornada donde todos los de abajo, a excepción del Elche y el Valladolid que perdió en Balaídos, habían conseguido ganar, mantener la buena racha en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante el CA Osasuna era más una obligación que otra cosa. Sin embargo, los de Jorge Sampaoli se vieron superados por un conjunto navarro que, pese a tener la mente puesta en las semifinales de la Copa del Rey, no retiró el pie del acelerador en ningún momento.
A dos puntos del descenso y con un ojo puesto en lo que ocurra en el Villarreal-Getafe de este lunes, el técnico de Casilda fue el gran señalado de una noche para el olvido en el feudo hispalense. Los errores atípicos cometidos por futbolistas de gran calibre, como el caso de Bono y Fernando en el segundo tanto de Osasuna, han dejado mella en un encuentro que el preparador argentino analizó a su finalización en sala de prensa.
Sampaoli reconoció que los suyos fueron meros espectadores en "un primer tiempo donde el equipo no tuvo respuesta, ni organizativa ni física, en los duelos y fue superado. En la segunda etapa, el equipo generó muchas ocasiones más allá de su desorden, que generó que el rival aprovechase esa desesperación con la que jugó, y terminamos perdiendo un partido que podríamos haber ganado". Los ya mencionados fallos, especialmente el de Yassine Bono, desconcertaron a unos futbolistas que estaban, en palabras de su entrenador, "llenos de dudas, con muchos inconvenientes, y nos generaron incomodidad en el desarrollo".
Sobre ese desorden fue cuestionado el argentino, que asumió responsabilidades y aseguró que los suyos estuvieron por debajo del rival durante el transcurso del choque: "El equipo creyó que el partido lo iba a ganar desde ese lugar. Habíamos intentado modificar la situación momentáneamente del equipo desde la organización, pero hoy posicionalmente no se ubicó nunca. Fue superado en lo posicional y en lo futbolístico. En el segundo tiempo generó muchas ocasiones de gol y podría haber ganado el partido, pero no habría cambiado el análisis".
Consciente de que la afición sevillista terminó muy enfadada con su gestión desde el banquillo, Sampaoli reconoció que el cansancio acumulado es una losa para sus planteamientos: "En realidad, una vez que empatamos, ellos hacen dos cambios con Ávila y Abde y nosotros estábamos con Fernando y Navas, con tres partidos seguidos, y pensamos que había que refrescar esa zona. Gente con más energía para defender y atacar. Lamentablemente, nos convierten en ese momento". Sin embargo, tras reconocer el mal estado de forma de los suyos, el de Casilda no quiso echar balones fuera: "Cuando uno genera una modificación y no se da, o se da justo, la contundencia del rival hace que por una acción el análisis sea responsabilidad del entrenador. Tomé esa decisión porque entendí que era lo mejor para el equipo".
"El equipo en la primera mitad fue superado", aseguró tajante el técnico hispalense, "aunque en la segunda, a través de estímulos y energía, generamos situaciones por las capacidades y el entusiasmo de los futbolistas, pero eso también generó desorden, desesperación, un expulsado… Ansiosos y nerviosos". Quizás ese nerviosismo es por la situación que atraviesa el conjunto andaluz, cansado "por la seguidilla de partidos, con jugadores que no llegan al cien por cien por una epidemia de gripe que afectó a varios, inclusive algunos que jugaron hoy".
"Teníamos que ganar por la situación del equipo y lamentablemente eso no pasó", concluyó alegando Jorge Sampaoli, que ve cómo los suyos vuelven a acercarse peligrosamente a la zona más baja de la tabla. Quedan 15 finales, con la Europa League entre medio, para un Sevilla que roza lo esperpéntico en una temporada que sólo puede calificarse como decepcionante.