Le cayeron tres, pero pudo acabar en una escandalosa goleada. El drama se veía venir, desde hace meses, y el Sevilla (Monchi, Pepe Castro y Del Nido Carrasco) no ha hecho nada por evitarlo. El martes llega el Manchester City en Champions y la situación puede ser insoportable
Más de veinte minutos de basura en Nervión, lamentable. Con 0-3 en el marcador, el escalón y el drama estaban cantados, pero se hicieron evidentes en un partido que debe marcar un antes y un después en una temporada que va camino de convertirse en el peor de los calvarios. No hay equipo. ¿Hay entrenador?
Toca fondo el Sevilla FC y un proyecto con Lopetegui que, tal vez, nunca debió empezar. Y da miedo, porque la goleada sin marcar un único gol al Barça puede ser mucho mayor en Champions ante el Manchester City del insaciable Haaland, que ya ha batido el récord goleador en las primeras cinco jornadas de la Premier.
Lo barato sale caro. No tuvo el valor Monchi, o no pudo por la cuenta de resultados, de despedir a Lopetegui, y el futuro que se avecina llega plagado de nubes negras. No todas las culpas deben ser para el entrenador, también para la peor planificación deportiva de Monchi en las últimas temporadas.
Un desastre. Fernando jugando como central; Gudelj en el centro del campo tan perdido como siempre; En-Nesyri arriba negado ante el gol y ante cualquier balón que le cae en las botas; e Isco y los nuevos adaptándose a una realidad que va mucho más allá del clásico cántico “échale huevos”.
No es cuestión de testiculina. El problema es que el Sevilla se ha debilitado, no se ha reforzado en sus puntos débiles (eje de la zaga, recambio para Fernando y un goleador nato) y el escalón con los poderosos es ya tan evidente que mucho va a sufrir para lograr un puesto europeo en la presente temporada.
El Betis, que ha perdido dignamente con el Madrid (2-1); la Real Sociedad, que le ha empatado al Atlético de Madrid (1-1); y el Villarreal, que seguramente ganará en esta jornada al Elche, van a poner carísima la cuarta plaza y cualquier puesto en Europa.
El Sevilla no domina nada, ni su área ni el área rival. En el primer tiempo jugó el Sevilla mejor de lo esperado, pero en fútbol el gol marca la diferencia y el Sevilla no tiene gol. Isco asistió magistralmente a Rakitic y, aunque el croata remató a puerta, Ter Stegen evitó un tanto cantado.
Marcó Lamela en un fuera de juego clarísimo y envió a Gol Norte Acuña otra oportunidad para que el Sevilla se adelantara en el marcador. Más sangrante fue la ocasión que desperdició En-Nesyri. No había fuera de juego y, solo ante Ter Stegen, hizo un remate similar al de la final que el Sevilla perdió ante el Bayern de Munich.
Falló el Sevilla y en el primer error que cometió Lamela en el centro del campo, pérdida de balón, acabó marcando el Barça por mediación de Raphinha. Lewandowsky hizo el segundo sin oposición. Él solito, tranquilamente, controló con el pecho y batió a Bono, que consolaba a Fernando y pensaría en aquellos partidos protegido por Diego Carlos y Koundé.
En la segunda mitad, más de lo mismo. Carmona y Delaney entraron por Gudelj y Jordán, pero en nada cambió un guion cantando desde antes de empezar. Eric, asistido por Koundé, hizo el tercero, y el cuarto lo evitó Bono en un par de ocasiones de Lewandowsky.
Ruina. La paciencia que pide Monchi se agota. La derrota ante el City de Haaland también está garantizada, no hay margen de error. Si el Barça marca tres en Nervión, cuántos puede hacer en el Sánchez-Pizjuán el equipo de Guardiola. Despedir a Lopetegui y contratar a otro entrenador que acepte una deficiente planificación no es tarea fácil. El drama está cantado y nadie hace nada, de momento, por evitarlo.