Un Sevilla sin fútbol, sin gol, sin suerte… y abonado a sufrir

Joaquín Adorna hace 1 año 1.8k
El delantero del Sevilla Jesús Corona `Tecatito` (i) juega un balón ante Martin Valjent, del Mallorca, durante el partido de Liga en Primera División en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, en Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Esta vez sí hizo méritos para ganar, pero el Sevilla de Lopetegui no encontró el gol (milagrosa mano final de Reina en un cabezazo de En-Nesyri) para lograr un triunfo con el que habría certificado su pase a la UEFA Champions League. Un partido lleno de nervios, de tensión, de polémica, de ocasiones de gol por ambas partes (también metió el miedo en el cuerpo el Mallorca)... acabó con un empate que le obliga a obtener otro punto en el Wanda ante el Atlético o en el Sánchez-Pizjuán frente al Athletic en la última jornada de Liga

Con más corazón que fútbol, con más casta que velocidad y profundidad, con poco acierto de cara al gol... el Sevilla FC sigue sin cerrar matemáticamente su clasificación para la Champions la próxima temporada. El Betis aprieta y, si gana sus dos últimos compromisos (Granada en el Villamarín y Madrid en el Bernabéu) le obliga a sumar un punto en una de las dos últimas jornadas de Liga.  

Tuvo muchas y buenas ocasiones el Sevilla, pero la falta de acierto y la milagrosa mano de Reina en el cabezazo de En-Nesyri en la última acción del partido, evitaron el deseado y buscado triunfo. Además de la tensión, que quedó reflejada en las diez tarjetas que motró Hernández Hernández, hubo polémica. Un claro penalti a Ocampos que no pitó el colegiado y otros dos que no fueron en el área del Mallorca y uno que tampoco fue (Kubó choca con Diego Carlos) en el área del Sevilla.

El Sevilla jugó, sobre todo, cuando apareció el Papu Gómez, con mucha libertad y movilidad durante todo el partido, aunque desaparecido en alguna fase de la primera mitad. Al son del argentino el Sevilla generó, pero no encontró la forma de hincar el diente a un Mallorca que se defendió con orden, acumulando a muchos jugadores atrás, sin renunciar a sus opciones (evitó Bono, otra vez, un gol cantado).

 

Cambios en el once que suenan a castigo

Movió el cesto Lopetegui respecto al pésimo partido en Villarreal y sonó a ‘banquillazo’ con tintes de castigo la ausencia Rakitic, Delaney y En-Nesyri, pero poco mejoró el Sevilla en su juego. Tras los primeros cuarenta y cinco minutos, quedó la misma sensación de los últimos encuentros. Al Sevilla le cuesta un mundo construir y, sobre todo, disfrutar del fútbol. A los futbolistas se les nota atascados, ansiosos, y es justamente esa ansiedad la que se traslada a una grada que comenzó con ganas de animar.

El partido respondió a lo previsto antes del pitido inicial. Un Mallorca muy encerrado, con defensa de cinco, pero sin renunciar a llegadas en contragolpes aprovechando los errores, que los hubo, del Sevilla. En un mal despeje de Koundé llegó una volea de Antonio Sánchez que se marchó fuera, pero que metió el miedo en la grada; y en un grave error del Papu se plató solo en el borde del área Battaglia, pero su inocente disparo acabó en las manos de Bono.

No hubo dominio local constante, no es capaz de darle continuidad ni velocidad a su fútbol el conjunto de Lopetegui. El Sevilla dominó el tiempo que duró la movilidad de un Papu, con libertad pidiendo el balón en todas las zonas del campo. Al son del argentino tuvo el Sevilla sus mejores minutos. En un córner botado por él llegó la mejor ocasión del Sevilla en la primera mitad: un remate de Rafa Mir -ganó la acción a Battaglia- que evitó que se convirtiera en gol Salva Sevilla, quien sacó el balón bajo palos.

Corría entonces el minuto diez. Poco antes avisó el propio Rafa Mir, en un cabezazo en fuera de juego que se marchó fuera tras un buen centro de Acuña. Otras muchas llegadas tuvo el Sevilla, que intentó hacer daño, como casi siempre, por las bandas. Primero por la zurda del argentino y después con las llegadas de un Jesús Navas que fue de menos a más. También Tecatito -apenas desbordó- realizó un centro ajustado que acabó en nada.

Un remate de Koundé -se incorporó con cierta frecuencia al ataque- dentro del área que sacó Battaglia con las manos pegadas al cuerpo; un disparo alto sin peligro de un Acuña demasiado nervioso (se ganó una amarilla por incomodar a su rival en vez de luchar limpiamente en el salto); y un remate alto de cabeza de Diego Carlos en una falta botada por el Papu en el descuento, fueron las otras ocasiones de un Sevilla que se marchó al descanso con malas sensaciones.

 

Buen arranque en la segunda mitad

Le vino bien el descanso al conjunto de Lopetegui. Reseteó y apretó con más intensidad, movió el balón con más rapidez y empezó a acorralar al Mallorca. Con una arrancada de Acuña comenzó el segundo acto, y con un centro del argentino que no encontró rematador. Pese al buen juego en esos momentos, Lopetegui movió pronto el banquillo y dio entrada a Delaney para suplir a un desdibujado y amonestado Joan Jordán (le falta profundidad a su fútbol); y a En-Nesyri por un voluntarioso Rafa Mir, que se ofreció constantemente, pero que no pudo encontrar el gol.

Un libre indirecto lanzado por Diego Carlos puso en apuros a Manolo Reina (se envenenó el balón al botar en el césped) y la enorme figura de Bono evitó el tanto del Mallorca en un remate al borde del área pequeña de Muriqi. Sin apenas tiempo para la reacción, el internacional marroquí sacó una mano de reflejos enviando el balón a córner.

 

La quinta de Lamela le impide jugar en el Wanda

Intentó levantar la grada a su equipo, en un momento complicado, y volvió a tirar de banquillo Julen. Ocampos entró por Navas, que pidió el cambio por unas molestias en su gemelo izquierdo; y Martial por Lamela, que, como Jordán, también estaba cargado con tarjeta amarilla. La suya es la quinta y no podrá jugar el domingo en el Wanda Metropolitano ante el Atlético de Madrid.

Llegaron unos minutos de acoso y derribo del Sevilla, que se iniciaron en una falta de Raillo sobre Delaney. Un poderoso salto de En-Nesyri (acabó en córner), una volea de Delaney y un forzado remate de cabeza que se marchó fuera de Ocampos tampoco encontraron el deseado premio del gol.

 

Hubo polémica: un penalti a Ocampos no pitado

En el carrusel de cambios en la recta final, Rakitic ocupó la plaza de Gudelj en el Sevilla. Entre la emoción no podía faltar la polémcia. La hubo. Un penalti a Ocampos que no vio Hernández Hernández y en el que no quiso intervenir el VAR (Ocampos toca el balón antes que Raillo, que le golpea en el pie); y otros dos que no fueron: uno que reclamó Take Kubo, quien chocó con Diego Carlos, y otra mano pegada al cuerpo de Battaglia en un disparo del Papu.

Llegaron otras muchas ocasiones para el Sevilla. Martial realizó un gran control a pase magistral del Papu y trató de sorprender en el primer palo a Reina cuando tenía a Koundé esperando el pase atrás. En-Nesyri, en otro potentísimo salto, envió un cabezazo alto. Y Delaney, en otro gran pase del Papu, se tiró con el alma para rematar con su pierna derecha y enviar su remate a la parte alta de la red.

Milagrosa mano de Reina en el cabezazo de En-Nesyri

La tuvo En-Nesyri en la última acción, en el séptimo y último minuto de descuento. El centro de Tacatito conectó con otro impresionante salto del marroquí. Cabeceó a la perfección, pero apareció la milagrosa mano de Reina para enviar a córner un tanto cantando.

No pudo certificar su pase a Champions el Sevilla. Un punto más, que no es malo, pero que le obliga a sumar otro en las dos últimas finales que le quedan: el Atlético en el Wanda y el Ahtletic de Bilbao en el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla hizo méritos, pero le falta fútbol, le falta gol y se está acostumbrando a vivir en su permanente angustia.

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