No son datos alarmantes, pero en el Sevilla FC son conscientes del problema y ya se buscan soluciones para reactivar el deseo de los sevillistas de acudir con más frecuencia al Ramón Sánchez-Pizjuán. La bajada de asistencia a los estadios, además, es generalizada. La pandemia ha dejado secuelas, mucho miedo en quienes han optado por protegerse no acudiendo a espacios con aglomeraciones, como partidos de futbol, y el retroceso respecto a la temporada anterior al Covid-19 se sitúa en 4.152 aficionados menos de media (22.932 fans frente a 27.084).
En un análisis simplista es fácil apuntar al mal juego del equipo. Y mucha culpa tiene, por supuesto, el fútbol sin mordiente que ha propuesto muchas veces Lopetegui. Los desesperantes balones atrás buscando los desmarques de Diego Carlos y Koundé con balones que acababa distribuyendo Bono. Julen y su fútbol control anulan al futbolista diferente capaz de romper líneas con acciones con clase, con arte -vale el término también, por supuesto-, con las que se divierte el aficionado. Matar esa parte lúdica, artística, invita a no comprar la entrada para la próxima función o a dejar el abono guardado en la mesita de noche.
Conviene, sin embargo, amplificar la visión, no precipitarse en el examen y no poner todos los cañones apuntando al mismo objetivo, porque la vuelta a la normalidad, a la vida post-covid, no ha sido plena en la recién pasada temporada. Vamos de nuevo con los datos. En 7 de los 19 partidos de LaLiga que el Sevilla ha jugado en casa lo ha hecho con restricciones en su aforo y, sin embargo, en uno de ellos, ante el Getafe, se ha alcanzado el mayor porcentaje de asistencia (el 93,6%). Sólo había 32.912 localidades disponibles y se ocuparon 30.801.
Un tercio de los partidos que ha jugado el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán se han visto afectados por la sexta ola de la pandemia. ¿Desvirtúa este dato el análisis? Obviamente. Las restricciones han afectado a todos los clubes en mayor o menor medida. De hecho, sólo seis clubes de Primera División (Cádiz CF, CA Osasuna, Elche CF, Granada CF, RCD Mallorca y Real Sociedad) superaron las cifras pre-Covid de asistencia en sus estadios, según el estudio realizado por Palco23.
Y para acabar con las cifras, otra que aportó el presidente Pepe Castro antes de concluir la temporada. En su reflexión sobre la falta de conexión grada-equipo, apunta que la temporada había sido atípica en casi todo, incluso en los siete partidos que ha jugado el Sevilla con lluvia, incomodísima compañera para asistir a un estadio sólo cubierto en la zona de Preferencia. Castro ya ha afirmado que no puede seguir viendo “como la gente se moja” y cerrar el estadio es “una prioridad”. Pendiente está del estudio que realiza la empresa Legend “sobre el Sevilla de los próximos 50 años”.
Ampliar el Sánchez-Pizjuán
El Sevilla va a cerrar su estadio, eso es seguro. ¿Lo hará ampliando aforo? Debería. Hacerlo le permitiría ampliar su masa social bajando el precio de los abonos. En los quince años de títulos y éxitos, el Sánchez-Pizjuán llegó a quedarse pequeño y eso le imposibilitó enganchar a nuevas generaciones. Ahora el descenso de público es un hecho. A los 29.757 espectadores de media de esta temporada se ha llegado después de un año sin público y de otros tres anteriores con una mayor afluencia (36.597 en la temporada 2019-20; 36.105 en la 2018-19; y 36.071 en la 2017-18).
Con el Sánchez-Pizjuán con una capacidad para 43.883 espectadores, el Sevilla es el sexto equipo esta campaña en asistencia. Primero es el FC Barcelona, con 53.982 espectadores de media sobre 99.354 localidades; segundo el Atlético de Madrid, con 48.039 espectadores (68.456 de aforo); tercero el Betis, 41.652 hinchas de media con una capacidad en el Villamarín de 60.721 espectadores; cuarto el Madrid, con 41.225 hinchas por encuentro en un aforo de 62.000 espectadores (reducido por las obras); y quinto el Athletic Club, con una media en San Mamés de 32.949 aficionados.
Ha sido un año extraño y, aunque para la próxima campaña se espera que el fútbol del Sevilla de Lopetegui dé un giro en intensidad, agresividad, profundidad, velocidad y generación de ocasiones, hay atenuantes que exculpan al técnico. Agentes externos y soluciones que debe activar el club para que volver al Sánchez-Pizjuán sea de nuevo el deseo de todos los sevillistas.