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Sevilla FC
Suena fatal cuando se habla del futuro de personas, personas que juegan al fútbol, pero toca decirlo sin que los millones nos hagan olvidar lo esencial: la subasta por Jules Koundé ha comenzado. Realmente lleva tiempo en marcha y el Sevilla FC ya dio un primer e inteligente paso, la rápida, limpia y eficaz venta de Diego Carlos, que le ha quitado urgencias económicas y le permite llegar con fuerza a las negociaciones.
Saneadas en gran parte las cuentas, la intención primera de Monchi es desprenderse de Koundé para reconstruir con su venta millonaria el Sevilla 2022-23, y el propósito se mantiene. Ahora bien, sin las prisas que debilitarían a quien pone sobre la mesa a uno de sus mejores activos, si no el mejor.
Ya ha recalcado el presidente, Pepe Castro, que el Sevilla no tiene “la necesidad de vender antes del 30 de junio. Ya dijimos que no a más de 50 millones de euros el verano pasado y si no se da la posibilidad, no se venderá”. Descarten esto último. Hay opciones y, si no se da, se buscará la posibilidad.
El Sevilla compró tiempo vendiendo rápido a Diego Carlos. Lo ideal, obviamente, habría sido traspasar con la misma diligencia a Koundé. Sobre todo, para dar a su valiosa pareja de centrales la despedida conjunta y soñada sobre el césped del Sánchez-Pizjuán. A la hora de planificar la nueva campaña de poco habría servido, porque sigue siendo prioritario concretar salidas antes de activar entradas en un plantel con exceso de efectivos.
La puja llega en un mercado a la baja. No hay dinero. Todos venden y casi ninguno quiere comprar. Las sombras de la pandemia son alargadísimas. Sus efectos aún perduran y los clubes, además, temen al fair play financiero de la UEFA. Lo ha advertido el nuevo dueño del Chelsea, Todd Boehly, “no se puede fichar a cualquier precio”, y el Barça desliza que sus ‘palancas’ económicas tienen que darle para fichar a Koundé, pero también a Robert Lewandowski.
El precio de salida está claro: un mínimo de 65 millones de euros, 25 menos que su cláusula, 90 a los que, en principio, ningún club parece dispuesto a pagar. Si lo vende al Chelsea, mejor. El jugador ya tiene un acuerdo cerrado con el club británico y la afición estaría encantada con no reforzar a un Barça que, además de ser un rival directo por los puestos de Champions en LaLiga, está empeñado en meter a jugadores para abaratar la operación.
No hay nervios, vértigo, ni el más mínimo temor a malvender en Nervión. La opción del Barça se activa por la opinión del jugador que, indudablemente, pesa. Jugar en Barcelona, con un técnico -Xavi- que quiere convertirte en el líder de su defensa, cerquita de su país natal -Francia- y con un clima bastante más agradable que el de Londres, embriaga más que cruzar el Canal de la Mancha e instalarse en las islas.
Inminente operación salida o interminable culebrón de verano, hagan apuestas. La venta está garantizada y la dimensión del negocio, aún por definir. El Chelsea y el Barça parten con ventaja como presumibles compradores en una subasta que encarece el producto y que beneficia al Sevilla.