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Sevilla FC
Monchi ya es historia. Como bien dice el presidente del Sevilla FC, Pepe Castro, toca pasar la página, desearle suerte en su nuevo destino y centrarse en la labor que tiene que hacer su sucesor en la dirección deportiva. Pensando precisamente en Víctor Orta, llega a la mente y a las teclas el titular que encabeza estas líneas: la herencia envenenada que Monchi le deja. Todo se ha tapado con el éxito de la séptima Europa League, con los fichajes anunciados de Gattoni, Loïc Badé y, de forma precipitada, Adrià Pedrosa; así como con la merecidísima renovación de Nemanja Gudelj. Sin embargo, mucho y bien va a tener que hacerlo Víctor Orta para arreglar el nefasto año en la planificación del nuevo director deportivo del Aston Villa. Sin duda, el peor en la historia de Monchi en el Sevilla.
Sólo hay que pensar en los regresos algunos de los cedidos para ponerse en la piel del ‘nuevo Monchi’ y echarse a temblar. Como está el mercado, parado y a la baja, y como están los futbolistas que Monchi ha dejado en el plantel, muy bien remunerados y exigiendo el cumplimiento de sus contratos, Víctor Orta necesitará sacar a relucir todo su ingenio y talento para colocar a futbolistas como Rony Lopes (27 años y uno más de contrato) o Adnan Januzaj (28 años y con contrato hasta… ¡¡¡2026!, sí, han leído bien, tres años más para Januzaj). No son los únicos problemas, aunque es probable que sean los dos más importantes, en una plantilla muy devaluada y con muchísimos futbolistas (varios jóvenes con ficha del filial y que pueden aportar) a los que Mendilibar y Víctor Orta tendrán que mirar a los ojos... y decidir sobre su futuro.
Una vez tomada las decisiones, es muy probable que haya que desprenderse de otros de los cedidos que regresan. Entre ellos, Thomas Delaney (31 años y dos años más de contrato), Ludwing Augustinsson (29 años y otros dos años más de contrato), Óscar Rodríguez (24 años y otros dos años más de contrato) y Oussama Idrissi (27 años y otros dos años más de contrato). El problema salta a la vista, pero se ve que no lo detectó el ‘Big Data’. Futbolistas amortizados en el Sevilla, sin ninguna esperanza depositada en la resurrección de los mismos, tal vez Idrissi -campeón de la Eredivisie con el Feyernoord e internacional de nuevo con Marruecos- pueda ser la excepción, y con un compromiso contractual cuyo cumplimiento van a exigir ‘sí o sí’, como diría quien sigue empeñado en judicializar la gestión del club.
Overbooking
Monchi ha dejado en el Sevilla futbolistas para hacer tres equipos y todavía sobrarían un par de suplentes cuando se haga oficial el fichaje del lateral zurdo del Espanyol, Adrià Pedrosa. En total, 35 jugadores con una masa salarial que tiene que reducir, como primera y urgente tarea, Víctor Orta. Ahí chirría una parte de la herencia envenenada que deja Monchi. Los millones recaudados por el título europeo y los que llegarán por la clasificación para la UEFA Champions League se utilizarán, primero, para tapar los muchos y preocupantes agujeros económicos en un plantel carísimo. No serán para la reconstrucción del Sevilla FC 2023-24, como muchos pueden pensar y como desearía el nuevo director deportivo.
Habrá que vender para seguir saneando y para invertir en rejuvenecer a un plantel ‘viejo’, y en aportarle mucho más físico, verdadero físico de Champions -la gran debilidad en los últimos años-; así como velocidad, desborde y más gol. En las ventas va a estar la clave y dos nombres propios tienen la tabla de salvación: Bono y En-Nesyri. Los dos tienen mercado de muchos millones de euros, o libras si llegan desde la Premier, porque ambos han realizado un histórico Mundial de Catar con Marruecos y ambos han sido determinantes en las áreas para que el Sevilla vuelva a reinar en Europa. Puede ser determinante un tercer elemento, Lucas Ocampos, por el que ha mostrado interés un Fulham dispuesto a pagar unos 15 millones de euros que en nada solucionan el problema del Sevilla.
Ventas menores
También pueden aliviar la situación otras ventas menores como la de los campeones del mundo con Argentina: Montiel (26 años y contrato hasta el 2026), Papu Gómez (en Arabia y en Italia apuestan por el argentino, con un año más de contrato) y Marcos Acuña (31 años y contrato hasta el 2025). Así como la de Óliver Torres (un año más de contrato y sabe que su “futuro es incierto”); Rakitic (35 años y una temporada más de contrato) si decidiera, aunque parece poco probable, probar en el fútbol asiático); Rafa Mir (26 años y aún con 4 más de contrato); Erik Lamela (31 años y una temporada más vinculado al Sevilla); o Tecatito (30 años y contrato hasta el 2025), por el que suspira Javier Aguirre para su Mallorca.
En venta está hasta el apuntador. Vender para crecer y fichar a jugadores jóvenes que generen plusvalías. Es el retorno a la filosofía inicial que hizo grande al Sevilla. Se abandonó cuando el club se vio con opciones de luchar por LaLiga y ahora el problema es grande, y grave. Monchi se ha ido, con sus razones y una razón principal (la gran oferta del Aston Villa), y deja una herencia envenenada a Víctor Orta, quien tendrá que aportar sus mejores dotes como gestor para equilibrar las cuentas sin perder calidad competitiva.