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Sevilla FC
El fútbol es lo más caprichoso que ha creado el ser humano. De hecho, los que suelen entender muchísimo del deporte ‘de la bolita’, acaban quedándose sin palabras ante lo que el futuro siempre le acontece. Un episodio más, que no el primero ni el último, es el que se está viviendo en el Sevilla FC. Bueno, o el que se ha vivido ya, puesto que aquí, en la ciudad de la Semana Santa, ya se ha dictado ‘Sentencia’.
Julen Lopetegui aterrizó en Sevilla en el verano de 2019. Como ya le pasaría en bastantes ocasiones después, ante su llegada había más dudas que ilusiones en la afición nervionense. Lo cierto es que, junto a Monchi de la mano, crearon uno de los bloques más sólidos y eficaces de la historia hispalense. Un claro e inamovible 4-3-3 que, tras un periodo de adaptación a la ciudad, ya movía ‘la bolita’ de costero a costero.
Fue este uno de los grandes factores a favor de Lopetegui. El vasco se ‘sevillanizó’ rápidamente. Tras la dura pandemia, en la cual volvió a ilusionar a miles y miles de sevillistas que aguardaban en su casa con el maldito virus en la calle, su idilio con la ciudad se hizo más notable. Iba a los toros, iba a la Feria y, sobre todo, iba a la Semana Santa. Vamos, una persona nacida en Asteasu, Guipúzcoa, y más capillita que cualquiera.
Sin embargo, las marchas de misterio no duran siempre. De hecho, lo que le hace especial a ‘Mi Madrugá’ o al ‘Silencio Blanco’ es que terminan. Ese golpe de tambor final, que te hace cerrar una etapa para comenzar otra. Seguramente tras Lopetegui se escuchen más ‘encajes’ entre marcha y marcha que una corneta de Las Tres Caídas, pero hay que saber decir adiós.
Decir adiós a la gloria, mucha; a los malos momentos, muchos; al matrimonio idílico, sí; al matrimonio por conveniencia, también. Julen Lopetegui y Monchi no supieron, o no pudieron, despedirse en verano, que seguramente habría sido cuando tocaba.
Pero el fútbol es caprichoso. Estoy convencido de que, si el técnico vasco se hubiese marchando antes del parón de selecciones, el único son que se habría escuchado en el Ramón Sánchez-Pizjuán serían los pitos. Pero el fútbol es caprichoso. Lo injusto lo vuelve justo en cuestión de días. Un manejo ineficaz y torpe de una situación tan triste como esperada.
Pero el fútbol es caprichoso. Y los caprichos duran, pero también terminan. Esta noche Lopetegui tendrá la posibilidad de despedirse ante su afición, su público. Fijaos si es caprichoso el fútbol que lo hará ante el Borussia Dortmund, el primer equipo que hizo temblar al bloque sólido de Julen.
El que venga tras ‘La Sentencia’ va a tener un papel muy complicado. Se ve en la obligación de mejorar lo, quizás, inmejorable en cuanto a resultados. En Sevilla suele venir ‘El Calvario’, pero el que llega no juega en silencio, le gusta la marcha.