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Sevilla FC
Tiene suerte el Sevilla FC de que no queden un par de jornadas más, porque, de haber sido así, casi con total seguridad no la acabaría en puestos de Champions. Y, aun quedando únicamente dos y necesitando solo un empate para asegurarla, está por verse... Porque el equipo de Julen Lopetegui se ha descompuesto por completo y no es capaz de ganarle a nadie. Absolutamente a nadie.
Obviamente, el gran señalado es el técnico vasco. Su mensaje ya no cala y, últimamente, está siendo incluso hiriente: el rival de turno siempre está en su mejor momento, nunca tiene suerte con los árbitros y las lesiones, mereció ganar por sus "muchas ocasiones" cuando no dispuso ni de media o el manido tema del menor descanso entre partido y partido respecto a sus rivales, como si a veces no fuese al contrario y también el calendario lo hubiesen hecho en su contra. Lloros, penas, excusas y paños calientes que cansan, y que no justifican además el pésimo nivel del equipo en todos los sentidos.
Pero esto se veía venir. Y desde hacía meses, claro que sí. Lo que ocurre es que a muchos el árbol de la clasificación (en la peor liga de la historia) les impedía ver el bosque del mal juego, porque el juego es lo que realmente importa. Y no hablo de romanticismo, sino de practicidad. Si ganas jugando mal, que Lopetegui ha ganado muchos partidos así, lo normal es que mañana no ganes si sigues jugando igual -de mal-. Y el Sevilla FC ha seguido haciendo lo mismo partido a partido, aun sin funcionarle.
A un entrenador se le pide que encuentre soluciones a los problemas (como la sensible baja de Fernando), que estudie bien a los rivales y los sorprenda con sus planteamientos; que lea bien los partidos y, con una mera sustitución, vire su rumbo, remontándolo o sentenciándolo, y eso Lopetegui nunca lo ha hecho. Porque Unai Emery también se echaba atrás, pero con la intención de hacer más daño. Su Sevilla FC sí tenía variables tácticas; el de Lopetegui, no. Su juego se basa en que el balón vaya siempre a las bandas, donde, si hay pérdida, el rival no le pueda crearle peligro. Y a un ritmo tan lento que el centro lateral siempre llega en ventaja para los defensas, bien posicionados. El milagro es que En-Nesyri remate alguna de vez en cuando sin llegar en carrera.
Los ha habido ciegos, sí, y los ha habido también que no han querido ver. Periodistas de la cuerda del club que hasta hace dos días criticaban a quienes criticaban, para procurarse más filtraciones por parte de la directiva, y que ahora, cuando lo que conviene por Eduardo Dato es que Lopetegui se vaya sin cobrar los dos años que le quedan, han radicalizado su discurso para defender todo lo contrario: que el vasco es el único malo de la película y que debe marcharse.
Desde luego, la apuesta de Monchi, a la larga, se verá como positiva, porque el Sevilla FC, salvo esta temporada, ha acumulado éxitos con el otrora seleccionador nacional. Lo que no hay por dónde cogerlo es que Pepe Castro renovara al técnico hasta 2024, cuando los ciclos de los entrenadores en el fútbol, salvo que te llames Arsene o Diego Pablo, no duran nunca más de dos o tres años. Quizá el presidente se dejó llevar por los reportajes buenistas de la web oficial del club, la cual ha estado tirando de datos para que la gente sumara en la tabla y no leyera el juego, lo que quitaba la razón a los ciegos y a los que no querían ver. Y ahora huele a drama.