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Sevilla FC
Cambiar cosas es obligatorio cuando prácticamente nada te sale bien y la realidad es que las dos últimas temporadas del Sevilla FC son para echarse a temblar. Aquella séptima Europa League conquistada hace poco menos de un año fue un oasis en el desierto y ya hace tiempo que dejó de ser un argumento sobre el que sostener el rendimiento del equipo. Víctor Orta aterrizó el pasado verano en Nervión y lo que se encontró no se lo desearía ni a mi peor enemigo.
Una plantilla envejecida que daba para hacer prácticamente tres onces y la masa salarial descontrolada. A pesar de ello consiguió dar salida a varios de los problemas y este verano deberá terminar la faena. La diferencia es que este año sí deberían ponerse los primeros ladrillos del proyecto del futuro. Para ello, el club ya se está encargando de romper con todo lo que tenga que ver con el ciclo anterior. Una decisión respetable en su fondo como parte del proceso de renovación que necesita cualquier empresa que no obtiene los resultados deseados, pero cuestionable en sus formas.
Ayer se puso fin a la relación de Fernando Navarro y Emilio de Dios con el Sevilla FC. La decisión fue comunicada a través de una noticia en la web del club pero ni rastro de ella en sus redes sociales más de doce horas después. Ni siquiera tuvo un hueco en el resumen informativo que publica a diario el club. Desde fuera pensarán que se trata de dos personas sin importancia en la estructura deportiva. La realidad era bien distinta.
Tanto Fernando como Emilio fueron personas de confianza para Monchi en su segunda etapa. Tiempo en el que los de Nervión ganaron dos Europa League más. No es la primera vez en los últimos tiempos que el Sevilla FC deja una despedida fría a piezas importantes de su historia. Fernando Reges tuvo que decir adiós a su afición en el centro del campo del Ramón Sánchez-Pizjuán bajo la lluvia y únicamente arropado por sus compañeros y las dos Europa League que conquistó.
Y repito, los hispalenses no deben quedarse anclados en los logros que han logrado este siglo si quieren volver a repetirlos más pronto que tarde. Ello no es incompatible con guardarle un respeto a los que pusieron su granito de arena para conseguirlo. Nunca nadie triunfó a partir de los recuerdos del pasado, a pesar de que alguno se agarre a ello, pero hay quienes sí lo hicieron poniéndole un poco de corazón al trabajo diario.