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Sevilla FC
El único equipo español que queda vivo en Europa tras un partido de locos en un Nervión convertido en un auténtico manicomio. Así se anunciaba en la previa y así acabó el Ramón Sánchez-Pizjuán, celebrando por todo lo grande con juego de luces el pase a su séptima final de la Europa League. Ganó las seis anteriores y acabó imponiéndose contra todo pronóstico a una poderosa Juventus que, además, se adelantó en el marcador con un gran gol de Vlahovic. La ‘Magia’ de Nervión volvió a aparecer. La despertó Suso primero, con un zurdazo que supuso el empate con el que forzó la prórroga.
En la prórroga, en la misma portería en la que Antonio Puerta abría el camino de la gloria, marcó Lamela el 2-1, tras una extraordinaria asistencia de Bryan Gil. Tanto del triunfo que lleva al Sevilla el próximo 31 de mayo a Budapest, donde se medirá a la Roma de Mourinho, que eliminó al Bayer Leverkusen tras arrancar un empate a cero en el partido de vuelta (1-0 ganaron los italianos en la ida). Sufrió, muchísimo, pero compitió como un grande de Europa y, de la misma forma que superó al Manchester United, el Sevilla ha logrado tumbar a la Juve. Acabando la prórroga, además, en inferioridad tras la expulsión de Acuña.
'Bienvenidos al manicomio'
Mendiibar repitió el mismo equipo que dominó a la Juve en Turín, estaba cantado. Massimiliano Allegri, en cambio, introdujo cambios significativos. Bremer regresó al once titular y metió velocidad arriba: a los jóvenes Iling-Junior (19 años) y Moise Kean (23). Lejos de esperado, del fútbol control y de pocas ocasiones, el primer tiempo confirmó lo anunciado en pancartas colgadas por los puentes de Sevilla: ‘Bienvenidos al manicomio’. Dos porterazos infranqueables, que evitaron los goles de Gatti (el autor del tanto en Turín) en el caso de Bono, en un cabezazo a la salida de un córner; y Wojciech Szczęsny, que sacó una mano para evitar otro cabezazo de Ocampos en una magnífica asistencia de Navas.
Empezó la locura en un primer acto que terminó con una jugada en la que Cuadrado comete un claro penalti sobre Óliver Torres. El neerlandés Danny Makkelie dejó seguir una jugada larguísima. No enviaron fuera el balón los italianos para que fuera atendido el jugador del Sevilla y los de Mendilibar continuaron también con el baló controlado en una jugada larguísima que no acabó con la revisión del VAR. Las repeticiones en televisión dejan ver un clarísimo contacto del colombiano sobre el empeine de Óliver Torres, al menos, sobre la línea del área.
Ya en el arranque del partido, en los dos primeros minutos, tuvo el Sevilla su primera llegada en un robo de Rakitic a Cuadrado dentro del área. Tenía a Ocampos pidiéndole el balón atrás, pero la acción acabó en córner. Adelantó muchísimo su defensa el Sevilla y buscó hacer daño por ambas bandas. En los minutos iniciales por la izquierda, con Bryan Gil y Acuña, y poco después con Navas y Ocampos por la derecha, a donde acudía Óliver Torres a provocar superioridades numéricas. Tenía más control del balón e intención de atacar el conjunto de Medilibar, pero la Juve, como la ida, volvió a demostrar que con muy poco es capaz de hacer muchísimo daño. En el primer córner que lanzó, Gatti ganó la acción dentro del área y Bono sacó una mano espectacular para evitar el 0-1.
Intercambio de golpes
Metió la Juve el miedo en el cuerpo a la grada, pero no al Sevilla, que siguió generando ocasiones de gol. Tras la de Gatti, respondió Ocampos. Una falta sacada con rapidez por el Sevilla, y con los italianos despistados, acabó con una asistencia de Navas al extremo argentino y un paradón del meta de la Juve. Continuó el intercambio de golpes. Di María no definió ante Bono cuando lo tenía todo a su favor, mientras que Acuña, cuando ya se cumplía la media hora, soltaba un zurdazo que envió a córner Szczęsny. El nuevo intercambio de golpes lo protagonizaron Moise Kean, envió al palo derecho de Bono; y Rakitic, con una magníficia asistencia de Óliver, envió el esférico a la grada.
Allegri cambió el sistema, pasó a defensa de cuatro y renunció a la de tres; y tuvo que sustituir por lesión a Fagioli, dando entrada a Paredes. Con un gol en fuera de juego de Rabiot se llegó al descanso.
El partido siguió loco tras el descanso
En el segundo acto, más que amainar la locura, se agrandó. Se rompió el partido. El primer aviso lo dio Acuña con un disparo lejano en la misma zona en la que marcó al Celta. Ocampos tirando de orgullo arrancó un córner que acabó con un remate blando de Badé a las manos de Szczęsny y robó un balón que acabó con otro suave tiro de Bryan Gil a las manos del meta polaco. Probó fortuna Rakitic desde fuera del área, muy mal. Con la grada entregada, el equipo encerrando a la Juve, la tuvo en una contra Rabiot. Solo ante Bono, su disparo se le fue cruzado a la izquierda del internacional marroquí. El siguiente en intentarlo fue Bremer de cabeza, a la derecha de Bono se fue su remate.
Tras un zurdazo de Rakitic movió el banquillo Mendilibar: Suso por Óliver Torres en el minuto 62. Fue entrar, recortar y buscar puerta desde fuera del área. También movía su banquillo Allegri: Chiesa entró por Di María y Vlahovic por Moise Kean. El serbio fue entrar y besar el santo. Aprovechó un error de Gudelj y Badé para batir con clase, con una suave vaselina, a Bono. Se tiró a tumba abierta el Sevilla, sin suerte ante el gol, y la Juve empezaba a correr con muchísimo peligro.
Cuando todo parecía ponerse negro, emergió gigante la figura de ‘Susito’ para inventarse un zurdazo con el que reventó la portería de Szczęsny y Nervión. Dominaba el Sevilla y contragolpeaba la Juve, en la que Allegri volvió a hacer un doble cambio: Kostic y Miretti por Iling Junior y Locatelli. Tuvo el gol En-Nesyri para evitar la prórroga, pero sacó otra mano milagrosa el meta polaco.
Decidió el Sevilla en la prórroga
Nervios, pocas piernas y esperando un error para ganar o una acción brillante para llevarse la semifinal. El error lo cometió Badé, pero Bono detuvo el remate de Vlahovic. Y la magia la pusieron Bryan Gil, con una asistencia genial, y Lamela, con un cabezazo certero con el que el manicomio llegaba a su máximo grado de expresión. El Sevilla empezó a jugar con el tiempo y lo hizo bien. Logró llegar al descanso de la prórroga con la ventaja obtenida.
Se tuvo que marchar con problemas en la cadera Navas, ovacionado, y entró Papu Gómez en la segunda parte de la prórroga. Tardaron en buscarlo, pero en sus botas estaba el pase a la final. Perdía tiempo el Sevilla de forma descarada y lo pagó caro con la expulsión de Acuña, que ya estaba amonestado y que vio una segunda cartulina amarilla por retrasarse en exceso al sacar un saque de banda. El alma de En-Nesyri, la picardía de un plantel sacando otro fútbol y la grada de Nervión fabricaron el milagro final.