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Sevilla FC
Nervionenses y babazorros se citaron en el Ramón Sánchez-Pizjuán para un duelo por la permanencia en LaLiga EA Sports. Un encuentro que dislumbró las carencias de unos y otros y acabó volviéndose loco.
Incapacidad para aprovechar los momentos
Saltaron los protagonistas al césped y, tras el pitido inicial, el balón echó a rodar por el Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla FC, con Isaac Romero como punta, entró muy bien al partido. Los nervionenses atacaron en tromba la portería de Sivera y tuvo varias ocasiones para abrir la lata. Sin embargo, ni el propio delantero, ni Jesús Navas -mandó al larguero un disparo lejano-, ni Ocampos, ni Kike Salas pudieron batir al guardameta babazorro.
Con el paso de los minutos, el ritmo vertiginoso de los de Quique Sánchez Flores menguó con una velocidad pasmosa, comenzando a ceder metros a un Deportivo Alavés que aguantó el empate a cero como pudo. Fue así como, a los 26 minutos de partido, una desconexión defensiva en un saque de esquina acabó con el gol de Tenaglia, tras un previo toque de Guridi. El primer acercamiento de los visitantes devolvió las pesadillas a un equipo que está obligado, aunque no quiera, a mirar más hacia abajo que hacia arriba.
Se intentó recomponer el equipo blanquirrojo, pero se le comenzaron a caer las piezas con, aún, mayor velocidad. En la misma jugada, Óliver Torres y Kike Salas cayeron lesionados, aunque el primero sí pudo continuar. El canterano no, pues se trataba, por lo visto sobre el campo, de una lesión muscular, aunque Quique Sánchez Flores tardó una jugada de más en sustituirlo. Al propio jugador de Morón fue a parar un centro del Deportivo Alavés que, tras la imposibilidad de saltar al máximo del defensor y el fallo de la pareja de centrales, acabó con un gol de Kike mediante un disparo mordido al que Dmitrovic no llegó -pudo hacer más-.
En la recta final, el propio Kike pudo hacer el tercero, pero Marko Dmitrovic salvó a los suyos. Bajo una, de nuevo, atronadora pitada salieron los jugadores del Sevilla FC del césped tras el pitido final.
Ley de Murphi
Regresaron al verde los jugadores de ambos equipos para una segunda mitad con el nerviosismo instalado en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Al Sevilla FC le tocaba remar contra corriente, otra vez más, en los últimos cuarenta y cinco minutos del partido.
Durante los primeros veinte minutos, poco o nada pasó, más allá del constante ataque, pero sin peligro, de los blanquirrojos y la pitada de la afición sevillista a uno de sus capitanes, Ivan Rakitic. De hecho, la ocasión más clara fue para Luis Rioja, tras dejar atrás con suma facilidad a Sergio Ramos y Marcao, pero errando ante Marko Dmitrovic en el toque final de la jugada.
Mariano Díaz, quien regresaba al césped, fue un agitador en el ataque, con un disparo desviado y, después, atacando, sin acierto, un centro de Suso que acabó en gol de Rafa Mir con el pecho.
Fue el propio delantero dominicano el encargado de volver a poner contra las cuerdas al Deportivo Alavés. Mariano se adelantó a Benavidez en un balón dividido y logró sacar un penalti de donde poco había. El colegiado, con ayuda del VAR, lo acabó pitando y Lucas Ocampos empató el encuentro desde los once metros.
Ya en la recta final, el Sevilla FC 'masacró' a centros a la defensa del Deportivo Alavés, pero no logró el premio del tercer gol. De hecho, fue el conjunto visitante el que lo anotó, mediante un gol de Duarte, de nuevo, de córner. Sin tiempo para más, el colegiado señaló el final y el Ramón Sánchez-Pizjuán mostró su descontento.